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Nuestro organismo nos escucha, cuídalo y háblale

Foto del escritor: Oriol GifraOriol Gifra

Nuestro cuerpo no es sólo humano, sino un ecosistema viviente donde nuestras células trabajan junto con billones de microorganismos para mantenernos vivos.


En concreto, somos un supraorganismo compuesto por entre 30 y 37 billones de células en función de nuestro género y edad, unos 39 billones de bacterias, principalmente en el intestino, unos 380 millones de virus aproximadamente y millones de hongos.


Toda esta comunidad viva es la que nos mantiene con vida a nosotros.





Lo maravilloso y sorpendente es que la ciencia, conforme avanza poco a poco en el descubrimiento del funcionamiento biológico, descubre aspectos increibles del funcionamiento de estos microorganismos.


¿Crees que una comunidad microbiológica tan importante y con una responsabilidad tan grande como la de mantenerse en vida y como resultado, mantenernos con vida, no se comunica o no tiene consciencia por sí misma?.


En el momento de escribir este post, la mayoría de la comunidad científica en lo que a la biología respecta cree que esta comunidad microbiológica (bacterias, virus, hongos y nuestras propias células) funciona de manera predeterminada y sin consciencia, simplemente respondiendo a estímulos químicos y físicos.


Pero nuevas teorías sugieren algo diferente, como por ejemplo la de algunos científicos, como William Miller, autor de The Sentient Cell (La Célula Sintiente), proponen que las células tienen cierto grado de "inteligencia" o "conciencia".


Argumentan que las células toman decisiones, resuelven problemas y cooperan más allá de lo que la biología clásica sugiere.


Se ha visto que algunos microorganismos pueden "aprender" de su entorno y adaptarse, lo que desafía la idea de que solo actúan por programación genética.


Para Miller, el concepto de una célula consciente representa un cambio de paradigma fundamental en la biología, que desafía algunas ideas del neodarwinismo como la “supervivencia del más apto”. Dado que las células deben trabajar en conjunto para tener éxito, según él un eslogan microbiano más preciso podría ser “me sirvo mejor a mí mismo sirviendo a los demás”.


En este sentido, un creciente número de investigaciones sobre una nueva clase de organismos multicelulares diseñados por inteligencia artificial, conocidos como "xenobots", está captando la atención científica debido a su aparente autonomía. Los xenobots son células que adoptan nuevas funciones más allá de su propósito biológico original.


La biología tradicional se siente más cómoda creyendo que las células están predeterminadas y no siguen ninguna pauta consciente, pero conforme se va estudiando el comportamiento, la atribución del comportamiento celular pivota según algunos biólogos de considerarse meramente predeterminado a consciente.


Las funciones de estos microorganismos son muy especializadas, cada microorganismo le toca hacer algo muy concreto, como en una orquesta, cada músico toca su instrumento.


En mi opinión, que cada uno le toque hacer una cosa muy especializada y repetitiva no tiene porque eliminar la posibilidad de que ese microorganismo tenga un cierto grado de consciencia, porque también como se ha visto en algunos estudios, las células ante determinados cambios también reaccionan de forma diferente y se adaptan.


Partiendo de que no creo en las casualidades y creo que todo está muy bien organizado por un ser superior (si queréis le podéis llamar Dios, el TODO, el UNO...) tal y como demuestra el orden universal de las cosas, tampoco creo que las células no tengan nada de conciencia. Por muy pequeñas que sean, como la física cuántica nos ha demostrado, que no lo percibamos o no lo podamos demostrar no significa que no exista.


Pues bien, os propongo que asumamos la siguiente hipótesis y os pongo un ejemplo de cómo nos podríamos comunicar con nuestras células a través de un comportamiento consciente 360º, es decir, cuidando desde la alimentación hasta la actividad física.


Partamos de la hipótesis de que las células tienen una versión de conciencia que también las conecta a todo nuestro organismo, y también las conecta a nuestra conciencia, porque todo está conectado por ella, tal y como expliqué hace unas semanas en otro post.


Si ésto es así, creo firmemente que podemos comunicarnos con nuestra comunidad de microorganismos viviente que habita en nuestro cuerpo, igual que ella se comunica con nosotros a su modo (cuando hay desequilibrios, nos encontramos mal y padecemos enfermedades).


Para la ciencia y la medicina hasta el momento sólo existe una sóla via de comunicación con nuestro cuerpo: los medicamentos o la medicina clásica (intervenciones médicas).


Esa vía, que para mí sería la vía clásica "por la fuerza" de comunicación con nuestro cuerpo con el fin de curarlo. En mi opinión esta vía podría complementarse con una vía más "diplomática" de conversación entre nuestra conciencia y la conciencia de esta comunidad microbiológica que albergamos.


Es decir, sin menospreciar ni mucho menos la labor médica y de los medicamentos, creo que también puede existir una vía más natural de comunicación entre nuestra conciencia y la conciencia de nuestra comunidad microbiológica.


A modo de ejemplo os pongo más abajo un sistema de vida consciente que podríamos adoptar, que en este caso sería un protocolo para el bienestar y la prevención del cáncer. Sería un ejemplo de comunicación entre nuestra conciencia y la conciencia de nuestra comunidad microbiológica a partir de lo que hacemos:


Protocolo Natural para el Bienestar y Prevención del Cáncer


Objetivo: Comunicar a nuestro sistema microbiológico que debe fortalecer el sistema inmune, reducir la inflamación y promover la regeneración celular.


Todo ello se puede hacer a través de hábitos naturales.


Fase 1: Implementación (Primeros 30 días)


Nutrición Anticáncer


Incluye alimentos que protegen el ADN, reducen inflamación y fortalecen la inmunidad.


Antioxidantes y polifenoles:


  • Arándanos, moras, frambuesas (protección celular)

  • Cacao puro (85%+ cacao) (rica fuente de flavonoides)

  • Té verde y matcha (contienen EGCG, potente anticancerígeno)


Alimentos ricos en sulforafano y glucosinolatos:


  • Brócoli, col rizada, berro, coles de Bruselas

  • Mejor crudos o al vapor <5 min para preservar los compuestos bioactivos.


Omega-3 y grasas saludables:


  • Semillas de lino, chía y cáñamo

  • Nueces, almendras y aguacate

  • Pescado azul (salmón, sardinas, caballa)


Especias con efecto protector:


  • Cúrcuma con pimienta negra (antioxidante y antiinflamatorio)

  • Jengibre (refuerza el sistema inmune y ayuda a la digestión)


Ejemplo de menú diario:


Desayuno: Té verde + tostada de aguacate con cúrcuma y pimienta.

Almuerzo: Ensalada de kale, brócoli crudo, frutos secos y salmón.

Cena: Infusión de jengibre y cúrcuma + hummus con zanahorias.


Estimulación Celular


Carga eléctrica natural (earthing/grounding)


  • Caminar descalzo en la tierra o césped durante 20-30 min al día.

  • Exposición al sol temprano en la mañana para sincronizar el ritmo circadiano.


Terapia Sonora y Frecuencias para el Bienestar


Sonidos recomendados:


  • Frecuencia 432 Hz (armonización celular y reducción del estrés).

  • Música clásica con tonos bajos (violonchelo, tambores chamánicos).

  • Sonidos de la naturaleza (olas, lluvia, bosque, viento).


Duración recomendada: 20-45 min/día (meditación, relajación o antes de dormir).


Movimiento y Oxigenación


Ejercicio moderado diario:


  • Caminatas al aire libre (30-45 min/día).

  • Ejercicio de fuerza 2-3 veces/semana (pesas, yoga, pilates).

  • Respiración profunda (método Wim Hof o pranayama).


Oxigenación celular:


  • Respiración diafragmática para mejorar la alcalinidad del cuerpo.

  • Exposición a ambientes naturales para recibir aire fresco y reducir el estrés.


Fase 2: Optimización y Personalización (Día 31-90)


Objetivo: Adaptar hábitos al estilo de vida y optimizar la salud celular.


  • Incorporar ayuno intermitente (12-16 horas).

  • Usar sauna o baños de agua fría para activar la regeneración celular.

  • Practicar meditación o mindfulness para reducir el cortisol y la inflamación.

  • Beber agua filtrada y minimizar toxinas ambientales.


Monitorear bienestar: Energía, calidad del sueño, digestión, estado emocional.


Integrar estos hábitos fortalece el sistema inmune y protege contra enfermedades.

No es una dieta estricta, sino un estilo de vida adaptable.

Lo importante es la constancia y la personalización según tu cuerpo.


Nuestra conciencia guía nuestros pensamientos, nuestros pensamientos guían nuestro comportamiento y nuestro comportamiento es la forma de comunicación práctica con la comunidad microbiológica que habita dentro de nuestro cuerpo, de la cual depende nuestra frágil vida.


Nuestra comunidad microbiológica nos escucha, toma consciencia y conecta con ella, vivirás de forma mucho más plena, armónica y saludable.


No consideres al cuerpo algo ajeno, todo está conectado con todo, lo que tu hagas le repercute, y lo que la comunidad microbiológica haga, te repercute. Más vale que seais amigos :-)


Las personas que viven sin consciencia de cuidar su mente y su cuerpo son inconscientes, todo es una sola cosa, somos una sola cosa; conciencia conectada.

 
 
 

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